Desde los más profundos desiertos del norte africano hasta los exigentes caminos sudamericanos, el Rally Dakar ha transitado, a lo largo de su historia de cuatro décadas, escenarios extremos, capaces de llevar al límite las sensaciones de los participantes y el público.
La competencia de Rally Raid más importante del planeta se transformó en un desafío único y, por ese motivo, cada inicio de año el Dakar atrae la atención de millones de espectadores de todo el mundo que viven, se apasionan y disfrutan de esta cita.
La competencia nació casi por casualidad, en 1978, en el mítico desierto del Sahara, cuando el motociclista francés Thierry Sabine se perdió durante dos días mientras disputaba una competencia de rally, y a campo traviesa deambuló hasta que por fin fue rescatado con vida.
La experiencia le despertó al galo la necesidad de crear una nueva prueba, con una demanda superior de disciplina y capacidad atlética, física y emocional.
El desafío Dakar, que toma su nombre de la capital de Senegal, surgió entonces en el continente africano como una alternativa para aficionados amantes de los desafíos extremos, y luego evolucionó a gran escala, apoyada en una prolija organización, en la multiplicación y profesionalización de los participantes y en el interés que comenzó a despertar en los fanáticos.
Son 28 los países por los que alguna vez pasó el Dakar con sus tradicionales especialidades de motos, autos, cuatriciclos y camiones. En la actualidad, la competencia está próxima a iniciar su décimo compromiso en Sudamérica, luego de mudarse a ese sector del mapa por razones extradeportivas.
El 6 de enero, Lima será la sede del comienzo de la edición 2018. Luego de dejar territorio peruano, la prueba se mudará a parajes extremos de Bolivia y Argentina, país en el que los participantes verán la bandera de cuadros en la ciudad de Córdoba, 14 días con sus etapas y aproximadamente 8.500 kilómetros después de haber pasado por la rampa de largada.
Resistir en terrenos extremos
Esa es la premisa del Dakar. Someterse a las más extremas condiciones y dar lo máximo para triunfar. El Rally Raid más exigente del mundo demanda mucho más que capacidad técnica para conducir, porque los parajes son por lo general inhóspitos.
Durante la aventura, los participantes deberán atravesar distintos obstáculos:
- Altas temperaturas.
- Condiciones climáticas adversas.
- Maratónicas jornadas de conducción.
- Días de travesía a más de 3.000 metros sobre el nivel del mar.
- Dunas extensas.
- Cansancio extremo.
- Dificultades mecánicas.
Superar esos problemas, leer con extrema atención cada hoja de ruta y establecer buenos tiempos en los tramos cronometrados de cada una de las etapas será fundamental para triunfar. El tiempo acumulado en todas las etapas ordenará las posiciones definitivas y determinará quiénes serán los campeones.
Experiencias
Muchos pilotos inscribieron su nombre en la lista de vencedores y Francia encabeza la lista de naciones ganadoras, con una amplia diferencia sobre su más inmediato seguidor, Rusia. De la ciudad de Vesoul, unos 360 kilómetros al este de París, es Stéphane Peterhansel, uno de los máximos referentes del Dakar a lo largo de su historia, pues ha subido a lo más alto del podio en 13 ocasiones y ha sido el segundo piloto en conseguirlo en dos especialidades distintas: motocicletas y automóviles.
Seis veces en ocho años ganó el piloto francés en motocicletas, y en siete ocasiones triunfó sobre cuatro ruedas. En tres de ellas, Peterhansel celebró al volante de un Mitsubishi Montero, unidad de la marca que es todavía el faro entre los constructores. Sus múltiples triunfos, sobre todo aquel recordado 1-2-3 del año 1992, ratifican aquella afirmación sobre la importancia de la marca dentro de la prueba.
La firma japonesa lidera el ránking de victorias por marca, con 12 festejos, duplicando en cantidad a su escolta. Es Mitsubishi, entonces, al igual que Peterhansel, con quien construyó una comunión por demás exitosa, uno de los principales referentes de la competencia. La versatilidad y rendimiento de sus unidades fueron factores clave para alcanzar la gloria.
En poco más de 4.000 kilómetros, los competidores se someterán a la frialdad de los cronómetros. Lo harán sobre dunas, paisajes desérticos y con altura, donde estarán en soledad con sus almas, sus medios mecánicos y su tenacidad.
El Dakar está a la vuelta de la esquina y el mundo del rally comienza a sentir la música de los motores. Luego, esos acordes se apagarán, y solo dejarán espacio para la dulce sinfonía de la victoria.